Alejandro De León M.

Politólogo guatemalteco, estudiante y columnista. Municipalista con énfasis en gobiernos locales, políticas públicas y transparencia. IG: alejo_deleonm.

La democracia desde la visión de las juventudes en la región

Hablar acerca de la democracia en nuestra región suele ser ambiguo y diverso. En un mundo globalizado y en constante cambio, esto puede considerarse una consecuencia de la misma libertad de expresión que nos brinda la democracia.

Para definirla, se deben considerar varios factores, ya que el término en América Latina y el Caribe ha sido desafiado y ha generado ejemplos propios de análisis. Para englobar y generalizar el concepto, describo la democracia como un régimen de organización social legítimo que funciona a través de la convergencia de distintas dinámicas de poder, basado en la libertad y la igualdad política de todos los ciudadanos.

Dentro de estas dinámicas, destaca la convergencia de ideas y el debate, donde los jóvenes desempeñan un papel importante al ser tanto la realidad como el futuro de muchos espacios políticos y económicos de la región, la cual alberga alrededor de 160 millones de personas entre 15 y 29 años, según datos del OIJ, PNUD y CAF.

Sin embargo, existe un enfrentamiento con un mal llamado “adversario”: el adultocentrismo. Además de ser un relevo generacional en las dinámicas globales, la juventud aporta innovación de ideas para la construcción y desarrollo de sociedades prósperas.

Y es que se tiene la mala perspectiva de que la juventud no está preparada para relevar al adultocentrismo y que únicamente será por proceso de tiempo y no por capacidad. No obstante, la memoria histórica ofrece un referente claro: durante la tercera ola democrática, los principales actores de cambio estaban respaldados por diversos movimientos sociales, compuestos en su mayoría por jóvenes dispuestos a continuar y crear legados con nuevas formas de acción política y económica.

¿Existen acciones para contrarrestar el adultocentrismo? ¿Cómo participan y se forman los jóvenes en estas décadas? Es evidente que, tanto en el sector público como en el privado, existen barreras que propician la continuidad de este choque generacional, impidiendo un relevo que debería darse por mérito, no por edad. No obstante, he tenido la oportunidad de participar, junto con otros jóvenes del país y la región, en procesos de formación en ciudadanía activa que permiten construir una visión crítica del conocimiento y funcionamiento de las estructuras políticas y económicas.

Uno de estos espacios es el proyecto Ciudadanía más allá del voto, impulsado por la Fundación Esquipulas para el Desarrollo, la Fundación Konrad Adenauer y otras organizaciones en consorcio. Esta iniciativa brinda formación para construir una ciudadanía joven activa más allá del proceso electoral. La experiencia ha sido enriquecedora en múltiples aspectos: se adquiere aprendizaje político y económico constante, se crean redes para la construcción del tejido social y se generan sinergias para proponer proyectos y soluciones a futuro.

Este tipo de formación a nivel regional demuestra que la juventud no solo incide en la defensa y prolongación de la democracia, sino que también propone nuevos mecanismos para reformarla y fortalecerla. A pesar de sus vacíos, declives o retos, la democracia ha demostrado ser el régimen más eficiente, capaz de ofrecer una visión compartida de unión y bienestar, algo que solo este sistema puede garantizar.

A nivel regional, la democracia fluctúa entre diversas clasificaciones según su estado. De acuerdo con Latinobarómetro, el 52 % de la población apoya la democracia como el mejor régimen posible, pero solo el 33 % se declara satisfecha con su funcionamiento. The Economist señala que la región está dominada por regímenes híbridos y democracias defectuosas, mientras que V-Dem ubica a la democracia regional en un rango de oscilación entre 0.3 y 0.7, siendo 1 la calidad máxima.

Esto evidencia que la democracia en la región es inestable. Sin embargo, la pregunta clave es: ¿cómo mejorarla? Uno de los factores es el desarrollo y fortalecimiento de las juventudes. La visión democrática que proponen los jóvenes latinoamericanos apunta a un modelo donde la participación sea real y transformadora, en el que cada ciudadano tenga un rol activo en la definición de políticas públicas y en los procesos de gobernanza.

La juventud ha promovido una nueva tendencia hacia la democracia participativa, que no se limita a la ampliación de derechos formales, sino que aboga por una renovación del pensamiento político, con principios inamovibles como la transparencia, la libertad y el bienestar colectivo.

Desde la ciencia política, se reconoce que avanzar hacia una democracia más plena implica desafíos estructurales profundos. Es indispensable reinventar las instituciones y los métodos de gobernanza para responder a las nuevas demandas ciudadanas y aprovechar las oportunidades de la era digital. La juventud, con su capacidad crítica y dinamismo, representa la esperanza para transformar estas estructuras obsoletas y construir sistemas políticos más sostenibles y funcionales. Las experiencias de movimientos sociales liderados por jóvenes en diferentes países de la región demuestran que la transformación democrática es posible.

En conclusión, la democracia en la región atraviesa un proceso continuo de redefinición, en el cual las juventudes desempeñan un papel decisivo. La combinación de factores como el desencanto con los modelos tradicionales, la emergencia de espacios digitales para la participación y la exigencia de mayor inclusión y justicia social, configura una visión democrática que trasciende los límites del sistema representativo clásico. Las lecciones de la ciencia política subrayan la importancia de repensar la democracia desde sus fundamentos, asegurando que todos los sectores de la sociedad —y en particular los jóvenes— tengan la oportunidad de participar activamente en la toma de decisiones.

Esta transformación, a pesar de los desafíos, representa una oportunidad única para construir sociedades más resilientes, transparentes y comprometidas con el bienestar colectivo.

La voz de las juventudes no es solo una crítica al pasado, sino un llamado a la acción para reconstruir la democracia a partir de principios de participación, libertad y justicia, en sintonía con las demandas de una sociedad en constante evolución.

Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente al/la autor/a y no reflejan necesariamente la postura de la Misión Presidencial Latinoamericana y del Caribe, ni de la Fundación Esquipulas para la paz, la democracia, el desarrollo y la integración, ni de la Global Peace Foundation Centroamérica, organizaciones que conforman el Ecosistema para la transformación social, construyendo una región de oportunidades.