A propósito del Día Mundial de la Libertad de Prensa: La libertad de prensa no es simplemente la libertad de publicar; es también el derecho a acceder a información veraz, ética y contextualizada.
Cada 3 de mayo, el mundo conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa. En Guatemala y Centroamérica, esta fecha se convierte en una urgente oportunidad para defender un derecho humano fundamental que sostiene la democracia, la paz y la inclusión: el derecho a informar y a estar informados.
La libertad de prensa es una manifestación concreta del derecho a la libertad de expresión consagrado en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Este derecho no solo protege la voz de los medios y periodistas, sino también el derecho de las sociedades a estar informadas. Cuando un Estado limita, persigue o censura a los medios de comunicación, está restringiendo el derecho colectivo a conocer, opinar y decidir. En palabras de la UNESCO, “la libertad de prensa es la piedra angular de las sociedades justas, pacíficas e inclusivas”. Sin ella, no pueden existir medios independientes; y sin medios independientes, la democracia se vacía de contenido.
La región centroamericana vive hoy desafíos importantes para el ejercicio del periodismo. En distintos países, se han registrado situaciones que impactan la labor de los medios, desde restricciones al acceso a la información, hasta presiones legales y amenazas a la independencia periodística. Según Reporteros sin Fronteras (RSF), más de 300 periodistas centroamericanos han tenido que abandonar sus países en los últimos años para proteger su vida y libertad, un reflejo de los retos que enfrenta la libertad de expresión en la región.
Según datos de la iniciativa #NoNosCallarán, en los últimos cuatro años cerca de 70 periodistas han sido perseguidos o criminalizados en Guatemala. Al menos 20 han optado por el exilio, un reflejo de los riesgos que enfrentan quienes se atreven a investigar la corrupción y los abusos de poder. Además, el cierre de medios, los ataques digitales y las campañas de desprestigio contra periodistas siguen debilitando los espacios de crítica pública. Guatemala se encuentra en el puesto 127 de 180 en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2024 elaborada por RSF, un indicador de los obstáculos persistentes para el periodismo independiente en el país.
Pese a las adversidades, medios comunitarios e indígenas continúan informando desde los territorios. Radios comunitarias, plataformas digitales autogestionadas y colectivos de comunicación visibilizan problemáticas que enfrentan las comunidades rurales, los pueblos originarios, las mujeres y las juventudes. Su existencia misma es una forma de resistencia, aunque enfrentan enormes desafíos: falta de reconocimiento legal, criminalización, acceso limitado a recursos y tecnología.
Iniciativas como Opiteca: opiniones que transforman la región —impulsada por la Fundación Esquipulas, la Misión Presidencial Latinoamericana y del Caribe, y la Global Peace Foundation—, junto a proyectos como Lidera: construyendo sociedades del conocimiento y Ciudadanía más allá del voto, promueven una nueva cultura cívica en Centroamérica. En estos espacios, la palabra libre y crítica se convierte en una herramienta de transformación. Porque defender la libertad de prensa no es solo defender a periodistas: es defender el derecho colectivo a vivir en sociedades informadas, participativas y profundamente democráticas.
En paralelo, la revolución digital ha transformado radicalmente el panorama de la comunicación. Plataformas como TikTok, Instagram o YouTube se han convertido en los nuevos espacios de consumo informativo. Hoy, un video de 30 segundos puede alcanzar más audiencia que un reportaje de profundidad, y muchas veces, quien lo produce no es un periodista tradicional, sino un influencer, creador de contenido o ciudadano con acceso a un teléfono móvil. Esta democratización del acceso a la información permite que voces antes invisibilizadas encuentren canales de expresión, pero también plantea riesgos enormes: desinformación, falta de verificación, precarización del oficio periodístico. La libertad de prensa no es simplemente la libertad de publicar; es también el derecho a acceder a información veraz, ética y contextualizada. Promover una ciudadanía crítica que distinga entre información y manipulación es una tarea urgente para no perder el hilo en este nuevo ecosistema digital.
Construir el sueño centroamericano; una región más justa, pacífica e inclusiva implica garantizar entornos seguros para el periodismo, proteger a comunicadores y trabajadores de los medios de comunciación promover el acceso a información pública y fortalecer la sostenibilidad de los medios independientes. En el Día Mundial de la Libertad de Prensa, no solo honramos a quienes informan con valentía: renovamos nuestro compromiso con una Centroamérica informada, plural, con voces diversas y sin miedo. La democracia no florece en el silencio. Florece donde hay verdad, debate y libertad.
Guatemala y Centroamérica merecen una prensa libre. Y sobre todo, merecen una ciudadanía con criterio que defienda la libertad de expresión.