Julia Muñoz Alegre

Periodista, Política y Diplomática de República Dominicana.

MULTILATERALISMO Y DIPLOMACIA: LAS ÚNICAS VÍAS HACIA LA PAZ SOSTENIBLE

Cada 24 de abril se conmemora el Día Internacional del Multilateralismo y la Diplomacia para la Paz, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el  2018, para destacar la importancia del trabajo en conjunto entre los países y a su vez, para abordar los desafíos globales en el marco de la promoción de la paz y la seguridad internacional. 

No es una fecha que despierte titulares ni portadas ni mensajes masivos pero nos recuerda una verdad fundamental que vale la pena tener presente, especialmente hoy en día donde vivimos tensiones geopolíticas, guerras y discursos de odio cada vez más polarizados. No hay paz posible sin cooperación ni diálogo.

El multilateralismo no es una fórmula diplomática ni un código; es un acto de voluntad política colectiva de los Estados y de sus ciudadanos y ciudadanas. Es la decisión firme de dialogar, de reconocer al otro como un interlocutor válido, y de buscar soluciones que no favorezcan a unos pocos, sino que respondan al bien común y a las necesidades de todos. En un mundo cada vez más fragmentado, donde las crisis ya no conocen fronteras —desde los conflictos armados hasta las pandemias, el cambio climático— pensar que un país puede resolver sus desafíos de manera aislada es una fantasía.

Frente a esta nueva realidad, la diplomacia se ha convertido en el lenguaje de la prudencia, la buena vecindad y el sentido común. Es el arte de negociar sin violencia, de encontrar puntos de encuentro, incluso en medio de profundas diferencias buscar la similitud. Sin diplomacia, los desacuerdos escalan rápidamente de manera catastrófica. Con ella, construimos puentes y se evita el costo humano de la guerra, la barbarie, la desigualdad y hasta la exclusión.

Sin embargo, hablar de multilateralismo y diplomacia implica también reconocer sus límites y desafíos como también recordar, que no podemos hablar de paz sin mencionar los derechos humanos. El sistema multilateral, sobre todo el de las Naciones Unidas, ha sido clave en la prevención, gestión y resolución de conflictos, la asistencia humanitaria y la promoción de los derechos humanos. Pero también, ha mostrado signos de que se necesita renovación e impulso. Otras veces ha sido ineficaz o pausado por intereses particulares. En ocasiones, las limitaciones del mismo Consejo de Seguridad frente a los conflictos urgentes, que vive la humanidad desde cada rincón del planeta, no sólo ha sido frustrante y doloroso también podríamos llamarlo desesperanzador.

Sin embargo, la respuesta no es renunciar al multilateralismo, sino más bien, reformarlo y seguir apostando a él por todas las vías posibles. Hacerlo más inclusivo, más transparente, más ágil, más moderno, más humano y más sencillo. Incorporar voces tradicionalmente marginadas: mujeres, jóvenes, actores de la sociedad civil, pueblos indígenas o estados insulares, los cuales están en la primera línea de impacto por los efectos del cambio climático. El mundo ha cambiado y nuestras instituciones deben cambiar con él, si quieren seguir siendo relevantes, valiosos y reales.

Conmemorar este día no es un acto simbólico vacío perse. Es una reafirmación del compromiso por una visión de mundo en el que las diferencias se resuelven con palabras junto con la acción colaborativa, en diálogo, con empatía, con respeto y no con armas; en la que la cooperación prevalece sobre la competencia feroz; y donde la paz no se ve como una utopía ingenua, sino como una meta alcanzable, siempre y cuando exista voluntad firme, sincera y política.

Hoy, más que nunca, necesitamos líderes que crean en el poder del diálogo. Gobiernos que apuesten por la solidaridad internacional y sobre todo, que sus líderes o representantes tengan mayor responsabilidad de sus decisiones y su voz. Donde los ciudadanos y ciudadanas entiendan que lo que afecta a unos, también afecta a todos. Porque la paz no se construye con discursos, sino con decisiones y acciones. Y esas decisiones deben ser, sin duda, inclusivas, sostenibles y multilaterales.

Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente al/la autor/a y no reflejan necesariamente la postura de la Misión Presidencial Latinoamericana y del Caribe, ni de la Fundación Esquipulas para la paz, la democracia, el desarrollo y la integración, ni de la Global Peace Foundation Centroamérica, organizaciones que conforman el Ecosistema para la transformación social, construyendo una región de oportunidades.