Margareth J. Pimentel

joven panameña, profesional de la industria marítima portuaria y política. Actualmente, se desempeña como diputada suplente, con la misión de humanizar la política y acercar el gobierno a las comunidades. Apasionada por la educación y la cultura, trabaja para impulsar iniciativas que generen un impacto positivo en la sociedad.

Gobernar con empatía: El impacto del liderazgo femenino

La participación de las mujeres en la política no solo beneficia las mujeres en sí, sino a la sociedad en general. A través de la representación femenina, se desafía la política tradicional e histórica, promueve la igualdad y una visión integral de la vida misma.

De acuerdo con la escritora Elisabeth M. Fowler, autora del libro “Maya Women: Their Role and Status” de 1989, en las sociedades indígenas de Centroamérica, durante la época precolombina las mujeres desempeñaban roles importantes en la vida familiar y comunitaria. Aunque muchas culturas precolombinas tenían estructuras patriarcales, algunas tribus, como los Maya y los Xinca, permitían que las mujeres participaran activamente en la toma de decisiones. En la civilización Maya, por ejemplo, había reinas y mujeres que podían tener roles importantes como sacerdotisas o líderes locales. Sin embargo, las mujeres indígenas fueron despojadas de su poder y autonomía tras la llegada de los colonizadores, relegándolas a roles domésticos y limitando su participación en la vida pública. El sistema impuesto por los colonizadores en la región hizo que las mujeres tuvieran pocas opciones fuera de los cuidados del hogar. 

Y desde esta realidad histórica, que constituye nuestra cultura, desde hace más de dos siglos, las mujeres poco a poco seguimos luchado por nuestros derechos, por mayores y mejores espacios en todos los ámbitos. Y aunque los roles de género siguen siendo muy rígidos existimos mujeres que queremos gritar por todas aquellas que no encuentran su voz: ¡No sin mujeres! 

Desde el rol al que históricamente se nos ha relegado, las mujeres centroamericanas han desarrollado una serie de experiencias y habilidades en el hogar, la comunidad y el trabajo, que a menudo no son reconocidas en su totalidad. Estas habilidades, junto con características inherentes como el amor, la resiliencia, la capacidad para gestionar recursos y la empatía, proporcionan una base sólida que es fundamental para su participación en la política y en el ejercicio del liderazgo, porque lo cotidiano es político.

Las mujeres en el gobierno reflejan su capacidad de escucha activa, comprensión y respuesta a las necesidades de la población con sensibilidad y compromiso. Por lo general aportan una perspectiva inclusiva y orientada al bienestar social. Por lo que, en los últimos años, el liderazgo político femenino ha cobrado mayor relevancia, demostrando que su enfoque distinto permite abordar desafíos y crisis de manera distinta. Las habilidades clave como la capacidad de diálogo, la resolución de conflictos y una visión más inclusiva y sostenible en la toma de decisiones, permiten a las mujeres en la política priorizar políticas centradas en el bienestar social, la familia, la educación, la salud, transparencia y los derechos humanos.

Gobernantes femeninas como Jacinda Ardern de Nueva Zelanda impulsó políticas en temas como el bienestar social, el cambio climático y la equidad de género. Angela Merkel, científica y física de formación, canciller de Alemania desde 2005 hasta 2021, brindó un enfoque analítico y pragmático a la política alemana y durante la pandemia de COVID-19 fue elogiada por su manejo de la crisis.

En Colombia, mujeres diplomáticas han desempeñado un papel fundamental en la conducción de procesos de paz en regiones afectadas por el conflicto, demostrando el impacto positivo del liderazgo femenino en la estabilidad y el desarrollo social.

Sin embargo, a pesar de sus aportes, las mujeres en la política enfrentamos múltiples desafíos que dificultan la participación en igualdad de condiciones. La violencia política de género se manifiesta a través de ataques en redes sociales, acoso y campañas de desprestigio, buscando desacreditar su liderazgo. Además, muchas deben afrontar una doble carga de trabajo, equilibrando su carrera política con responsabilidades familiares y sociales. A esto se suma la falta de acceso a financiamiento y redes de poder, lo que limita sus oportunidades en comparación con sus colegas masculinos. 

Estos obstáculos evidencian la necesidad de políticas y medidas que promuevan una mayor equidad en el ámbito político en nuestra región. Es necesario que más mujeres puedan participar en las contiendas electorales, y tener la oportunidad de llegar a posiciones de poder en gobiernos y organismos internacionales. 

Es necesario asegurar que los partidos políticos o grupos independientes cumplan con las leyes de paridad de género en las candidaturas y sancionar a quienes las incumplan.

Que las instituciones electorales establezcan mecanismos para que las mujeres candidatas accedan a financiamiento público y privado en igualdad de condiciones que los hombres y promover programas de formación en liderazgo, comunicación y gestión política dirigidos a mujeres.

Aunque ya existen mecanismos de denuncia y sanción efectivos para combatir la violencia política de género, en diversos países de la región, es indispensable que los mismos garanticen la seguridad para las candidatas y no sean tramites engorrosos de revictimización.  Y desde las reformas electorales legales, impulsar cambios en las normativas para eliminar barreras estructurales que dificulten la participación de las mujeres en cargos de elección popular.

El liderazgo de las mujeres en la política se ha caracterizado por su capacidad de transformación y resiliencia. A pesar de los obstáculos, continúan avanzando y ofreciendo enfoques innovadores para abordar crisis y fomentar sociedades más justas. Para el futuro, será fundamental seguir impulsando su participación y derribar las barreras estructurales que aún limitan su acceso y desarrollo en este ámbito.

Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente al/la autor/a y no reflejan necesariamente la postura de la Misión Presidencial Latinoamericana y del Caribe, ni de la Fundación Esquipulas para la paz, la democracia, el desarrollo y la integración, ni de la Global Peace Foundation Centroamérica, organizaciones que conforman el Ecosistema para la transformación social, construyendo una región de oportunidades.